El reto de la enseñanza virtual de la odontología en los tiempos de COVID-19

Dic 23 de 2021 0

C.D Valeria Téllez. C.D.E.O Dulce María Mendoza Velasco

Testimonio basado en una entrevista realizada a una especialista y académica del área de Odontopediatría del CICS del IPN, cede Santo Tomás, sobre su experiencia como docente impartiendo clases virtuales de una profesión esencialmente práctica y clínica, durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, así como sus aprendizajes y expectativas sobre la situación de la enseñanza de la odontología.

La doctora Dulce es odontopediatra egresada de la UNAM y es mi salvación cuando las criaturas se me salen del guacal, pues ella generosamente acepta trabajar con mis pacientes cuando la necesito. Por lo que a lo largo de los años hemos formado una gran sinergia en el consultorio y una muy bonita amistad, así que me enorgullece decir que he sido su alumna en la vida laboral real, pues cada vez que ve a un paciente mío, le aprendo todo lo que puedo. No solo le aprendo nuevas técnicas, pues como docente de su área ella está más que actualizada, también aprendo sobre el admirable control que tiene para trabajar con los niños, el compromiso con el que educa a los padres y la vocación con la que trata cada caso. Eso es de lo mejor que me ha enseñado y esas son cosas que no se aprenden leyendo el artículo más actualizado o el libro más pesado.

A lo largo de estos años también la he escuchado hablar de su labor como docente, por lo que me intrigaba mucho saber cómo estaba sobrellevando la situación de la enseñanza en odontología durante esta pandemia. Personalmente puedo decir que, como alumna de la Facultad de Odontología de la UNAM, yo viví la epidemia de la influenza H1N1 del 2009, la cuarentena fue de apenas unas semanas, pero al regresar todo cambió para siempre en cuanto a los protocolos y barreras de protección, prácticas, experiencia y conocimientos que me llevé desde entonces hasta hoy. Porque resulta de gran interés saber cómo se está viviendo la situación ahora en las escuelas, el rezago de los alumnos, los retos del profesorado y las instituciones. Porque más allá de la mera curiosidad, y sin intención de pecar de soberbia, si alguien ya sabía protegerse en una situación como esta, somos los dentistas, pues citando a la doctora Dulce: “El área de odontología siempre ha estado 2 pasos adelante”.

Testimonio. El inicio de la pandemia

Desde el 2005 entré a trabajar al Instituto Politécnico Nacional, específicamente al CICS, el Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud que está en Santo Tomás. Soy docente, estoy en el área meramente académica.

Desde que entré, doy clases en el campo de mi especialidad, que es la Odontopedriatría. Imparto séptimo, octavo y noveno semestre. También he dado clases de psicología y salud o emergencias, sobre todo dirigidas al área que me compete, que son los niños.

En séptimo, básicamente es darles toda la teoría, todas las bases, en octavo pasan a la clínica para trabajar solo con pacientes y noveno semestre ya es la clínica integral.

Un amigo que trabaja en el área epidemiológica en la UNAM me mandó, como 2 semanas antes de que empezara toda la situación de la pandemia, unas estadísticas en donde veían que el COVID-19 nos iba a llegar tarde o temprano y que todo iba a estallar en cualquier momento, algo que honestamente me espantó muchísimo.

El viernes antes de aquel puente de marzo le comenté a mis alumnos que “Yo creo que ya no nos vamos a ver”. Había muchos indicios de que la Secretaría de Salud ya sabía lo que ocurriría y, efectivamente, aquel se convirtió en un puente largo, pues lo prolongaron otra semana. Después se unió con la Semana Santa y aunque supuestamente íbamos a regresar después de eso, la realidad es que aún regresamos desde ese puente de 2019… ¿O más bien fue desde el 2020? Para mí han pasado, como dicen en Titanic, muchísimos años (risas).

Y es que el tiempo ha sido muy largo para mí, porque he tenido que reaprender muchas cosas del área, porque esta es una situación complicada para los chicos como estudiantes y para nosotros como docentes, pues esta carrera es esencialmente práctica, cualquier odontólogo lo sabe.

¿Cómo te adaptas a la incertidumbre?

Debes tener mucha sensibilidad y empatía con tus alumnos. Quizás sus familiares estaban pasando por alguna situación de COVID o tal vez ellos, no lo sabemos. Fue una época complicada, en la que había todavía más incertidumbre que ahora.

Lo principal, por parte de la escuela y por parte de todos, era sensibilizarnos, darnos cuenta de que esto era algo por lo que todos estábamos atravesando, nos tomó por sorpresa y nadie estaba listo para hacer algún tipo de modificación inmediata, o al menos lo suficientemente rápida.

En cuanto a lo que nos dijeron las autoridades, fue un “Espérenos tantito…” Al final de cuentas el Instituto Politécnico Nacional es una entidad Federal, entonces, se guiaron mucho por lo que dijera el Gobierno. Incluso el mismo Director General decía, “Hasta que el presidente nos diga qué vamos a hacer, sigan en contacto con sus alumnos como ustedes puedan”. Teníamos las opciones de Google Classroom o Zoom y posteriormente el CICS abrió una plataforma específica para poder evaluar y seguir en contacto con los estudiantes y es la que seguimos utilizando hasta ahora. Así que por parte de la escuela y de los directivos, la prioridad fue adquirir tecnología, ¡a la de ya!

Nosotros como microacademia, específicamente del área de odontopediatría, nos juntamos para ver de qué manera haríamos las evaluaciones, porque llevábamos muy poco del semestre y no todos habían pasado sus trabajos a las famosas libretas de registro. Lo que se nos ocurrió fue evaluar con la resolución de casos clínicos y es recurso que seguimos ocupando hasta ahora. A veces, ellos pueden usar modelos figurados como tipodontos.

Con los chicos de último semestre, que es el momento en el que tendrían que estar de lleno con pacientes, lo que hacíamos era que ellos integraban los casos clínicos mientras nosotros los llevábamos de la mano. Un ejemplo: Si les tocaba “Manejo de paciente pediátrico con úlceras traumáticas”, entonces, ellos tenían que integrar el caso clínico, evidentemente no tienen al paciente, pero tenían que buscar fotografías excepcionales; podían, por ejemplo tomarle fotos a su sobrinito, tapar los ojos y usarlas para las fotos extraorales del caso. Luego buscaban otras fotos intraorales de calidad que mostraran la patología y poder ir armando el caso. Así es como estamos dando este noveno semestre. Tienen que armar el caso clínico y tener un fundamento científico detrás del tratamiento que van a proponer o detrás de ese diagnóstico que están dando.

Es exponerlos mucho a lo que se hace de este lado, porque los asesoramos a cada paso, nos van mandando los adelantos de su trabajo, pero ellos mismos se han dado cuenta de que no es tan sencillo. Lo que hacen es preparar una clase de una hora que ellos deben dar, en donde llevan toda la dinámica del grupo, se van dando cuenta de lo que se tiene que hacer. La intensión es que terminen tan preparados como sea posible, para que en un futuro puedan dar clases o hacer algo más, cosas que no se enseñaban en la clínica como tal.

Como microacademia de odontopediatría acordamos que poner a los alumnos a hacer preparaciones en tipodonto o en algún modelo no es viable para muchos. Porque hubo demasiados que se regresaron a sus lugares de origen, a Guerrero, a Morelos y aunque se les manda una lista, no es tan fácil que consigan los materiales allá. Entonces, el hecho de que al menos se preparen y lleven muy bien las bases de lo que se tiene que hacer cuando llega un paciente, de integrar ese diagnóstico y de hacer un buen plan de tratamiento, es superimportante y también se les enseña que es muy válido decir, “yo hasta aquí llego” y después se va con el especialista.

Para nosotros fue mucho más importante formar esa parte humanística e integral en este periodo y, en el mejor de los casos, ya posteriormente recuperarán todo ese tiempo de práctica cuando estén en el servicio o si más adelante deciden hacer una especialidad.

Para nosotros ha sido fundamental que de entrada sepan hacer un buen diagnóstico e integrar todos los elementos radiográficos y modelos de estudio. Vimos que nos sirvió mucho con la generación pasada y con esta pues ya nada más es incorporar todo lo que se les dio en teoría. Y también darnos cuenta de qué tanta capacidad tienen ellos de buscar información y saber ser críticos, porque no podemos estar seguros de que todo lo que se publica nos va a servir.

Esa parte integral creo que la hemos llevado bien al menos en odontopediatría y me parece que en la clínica de adultos también lo está haciendo de esa manera; se complica un poco porque ahí está el de prótesis, perio, etc. pero acá con nosotros nos funcionó muchísimo para que también sean profesionales en esa parte.

Afortunadamente, al ser los últimos semestres los que yo imparto, algunos alumnos ya tienen gran parte de las bases prácticas y eso nos ayuda un poco, pero aun así es bastante difícil que ellos vean en la pantalla lo que yo estoy haciendo, es todo un reto encontrar la mejor forma de acomodar el celular o la cámara y la luz.

A final de cuentas, esta experiencia nos ha enseñado muchísimo a adaptarnos y eso es algo que te ayuda más como ser humano y evidentemente como profesional a la larga. Es lo que yo siempre les he comentado a mis alumnos, esto es una enseñanza de vida, es autodisciplina, esto nos puede enseñar mucho más allá de la odontología, que aunque estemos separados por miles de kilómetros si tú quieres aprender algo, puedes lograrlo.

Y creo que ha funcionado mucho esa parte, tanto para las autoridades, como para nosotros como académicos y ellos como alumnos, pues sabemos que estamos en el mismo barco. No hay de otra, vamos hacia lo mismo, a jalones y estirones, pero creo que vamos saliendo adelante.

¿Sabes qué creo que me funciona muchísimo? Primero ponerlos en mi lugar para que después yo me ponga en el suyo. Este ejercicio de sensibilización que hago con ellos, es muy importante porque a veces es bien fácil solo meter el código de acceso al zoom y ya. Pero desde que ellos logran organizar la sesión o preparar una clase, hay que quitarles ese miedo al fracaso, a fallar, es lo primero que yo les enseño: No tengas miedo de fallar, estamos aprendiendo las 2 partes y vamos juntos.

Los retos de las clases virtuales

En las clases virtuales a lo mejor vas a escuchar que viene el camión de la basura, pero no pasa nada, yo sé que estoy invadiendo un espacio que es muy personal, yo veo las habitaciones de los estudiantes, ellos ven la mía, ven mi espacio. Entonces, partiendo de la posibilidad en donde el profesor no está subido en sus 2 ladrillitos de ego, al menos desde mi punto de vista, los alumnos se relajan un poco. Ya después, evidentemente sí les exijo muchísimo, y siempre se los voy a decir, porque es la única manera en la que los voy a pulir. Hace poco me decían unos chicos de noveno semestre que nunca les habían hecho tanto énfasis en sus presentaciones, en la ortografía o en el tipo de fotografías que usan. Espero no ser la última o la única de muchos profesores que van a tratar de sacar lo mejor de ellos, porque sé que lo pueden dar.

Cuando yo estudié iba y tomaba la foto toda borrosa del libro. Actualmente, tenemos a la mano tantas herramientas que no había antes. Y más ahorita que somos muy visuales, pues tenemos que ser más visuales en nuestra profesión, sus fotos y presentaciones realmente tienen que ser de extraordinaria calidad. Prefiero que no me envíen nada a que me manden cosas al ahí se va, porque de mí hacia ellos no hago eso, de mi parte hay una preparación.

¿Sabes qué es lo que he hecho? He puesto memes en las presentaciones y también les meto GIF y llamo su atención para que no se me duerman. Eso ha sido un superrecurso para mantenerlos atentos. En una clase real uno va caminando entre los alumnos, los vas viendo, te mueves; pero aquí solamente ven una presentación y si acaso me ven a mí, porque si no hay buena señal de internet tenemos que apagar las cámaras para que al menos puedan ver la presentación.

Entonces tengo que introducir ese tipo de herramientas que no usaba en mis presentaciones, porque a veces piensas, “Híjole, a lo mejor se va a ver poco profesional”, Pero, ¿qué ha pasado conmigo? Que me he relajado mucho y eso me ha acercado más a ellos y me ha hecho pensar que ese tipo de recursos no le quitan absolutamente nada de seriedad a mis presentaciones, y al contrario, captas mucho más la atención.

Créeme que si algo hemos aprendido, y yo mucho más que ellos, es a adaptarnos. Yo sí les dije, si ustedes pueden con esto, van a poder estudiar en cualquier parte del mundo sin moverse de su escritorio, van a poder ingresar a una maestría, a un diplomado, a un curso desde lejos. ¡Disciplina, autoaprendizaje!

Y para mí las clases en línea significan eso, llamar su atención y hacerlo lo menos complicado posible, lo más sencillo para ellos, porque la odontología para mí no es tan complicada, es básica, es lógica y sobretodo es muy humana. Y ahora más que nunca tiene que ser humana y muy integral, uno no debe olvidarse jamás de esa parte.

Siempre que terminamos una clase, me despido diciendo: “A lo mejor no te aprendiste la definición, a lo mejor se te va olvidar algún detalle, pero que no se te olvide nunca ser un buen ser humano con tu paciente”. Ya con eso estamos del otro lado y yo siento que al menos aprendieron que la odontología no solo son dientes, son seres humanos a los que estamos tratando.

Lo que ya se está platicando, es que al final de cuentas ellos pueden terminar sus 9 semestres. Terminan, cumplen sus créditos y hay opciones para titularse. Entonces, estamos planeando ofertar que dentro de estas opciones para titularse ya podrían ser presenciales porque son grupos reducidos. Dejarles la semillita para que ellos opten por un seminario de titulación clínico, porque así podríamos ir a hacer prácticas a simuladores o si acaso ver un paciente para que ellos empiecen a soltar las manos. Definitivamente vamos a tener que volver a empezar desde lo básico porque muchos de los que se van a titular, en especial esta generación de noveno, no tocaron paciente alguno desde séptimo y octavo. Para ellos se tienen que ofertar los seminarios de las materias clínicas para que se titulen aplicando sus habilidades prácticas.

Se está hablando sobre la opción de abrir algunas clínicas, pero en esto ya entra mucho en juego la situación administrativa y la falta de espacio. Al ser una escuela chica y al tener pocas clínicas, se dificulta muchísimo, pero si lo hacemos de esta manera creo que es una opción antes de que ellos terminen y se vayan a hacer su servicio social o cualquier otra cosa.

Tenemos entendido por algunos chicos que ya se han ido a hacer el servicio, que ahí sí están trabajando aunque sea de asistentes. Muchos hemos trabajado de asistentes y sabemos que aunque nada más estás viendo, aprendes mucho. También por eso es muy importante que opten por el tipo de servicio social práctico.

Como tal no nos han mandado algo oficial, sin embargo hace 2 o 3 juntas de academia, las cuales tenemos cada mes, nos vienen manejando ya la opción de que seguramente terminando este semestre, que finaliza en enero, estaremos regresando a finales de ese mismo mes para empezar el siguiente semestre ya como tal.

Las opciones que nos están dando nos siguen pareciendo viables: Que las teorías las vamos a seguir en línea, mientras que  las situaciones prácticas y clínicas en cuanto a laboratorios, simuladores o ya con paciente, las llevaremos a cabo en presencial para evitar que estemos todos en la escuela al mismo tiempo.

Si por ejemplo, las clases teóricas son el día lunes, van a tratar de que ese grupo tenga sus clases ese mismo día y de martes a viernes se puedan desplazar, el martes a su clínica de prótesis, el miércoles endo, el jueves perio, porque si no, imagínate, se encimarían mucho las clases de todos. Además, para los que necesiten recursar o retomar alguna clase en línea mientras estén en la escuela, se va a colocar un área de cómputo en la que se puedan conectar. El objetivo es que estemos lo menos expuestos tanto nosotros, como los pacientes en su momento.

Esa parte la quiere cuidar mucho la escuela, ya nos mandaron ese tipo de protocolos. Por ejemplo, en una de las escuelas de ingeniería del Poli, ya fabricaron los arcos sanitizantes que se van a poner a la entrada de cada clínica. Está valiendo la pena todo el tiempo que se están tomando, porque vamos a regresar con protocolos más establecidos y más seguros. Considero que se está planeando muy bien, al final de cuentas el área de odontología siempre ha estado 2 pasos adelante. Somos gente que estamos a 20 o a 10 centímetros de la cara del paciente, con aerosoles todo el tiempo, por eso, esa parte no nos costó tanto trabajo.

Cuando nos vacunaron, por ser maestros, nos pusieron la Cansino y precisamente ese fue otro tema que se acaba de tocar en la última junta. Estamos viendo la posibilidad de que nos pongan un refuerzo o definitivamente que nos apliquen otra, porque efectivamente el estar en contacto con tantos pacientes en clínica va a ser complicado. De hecho, se supone que la escuela nos va a dar un equipo de protección personal, no sabemos qué; pero supongo que serán cubrebocas y caretas, pero bueno, todo lo demás lo vamos a tener que poner nosotros, porque no nos podemos exponer.

La verdad es esta será nuestra nueva manera de vivir. También creo que la vacuna no va a ser la cura, ni la panacea. Es cambiar muchísimas cosas, alimentación, salud mental, salud física y eso depende meramente de uno, no depende del gobierno. Si en esta pandemia no cambiaste, si no te entró el chip de que cualquier cosa te puede matar, ¿entonces cuándo?

Ciertamente no hay una vacuna maravilla, lo sabemos, no hay nada que te garantice estar bien por siempre. Creo que esa también es parte de la responsabilidad como docentes, como académicos, como alguien que está de este lado. Con qué moral le dices al alumno algo tan sencillo como, come sano, lávate los dientes, si tú no lo llevas a cabo.

El mensaje para mis alumnos es lo que siempre les digo y lo comentaba antes: el paciente que tengas enfrente, requiere de ti al 100% y requiere que estés preparado. No lo veas como un diente, velo como un ser integral, una persona que trae situaciones emocionales, situaciones de casa, trae muchísimas cosas atrás que a lo mejor a veces pasamos por alto, a veces solo vemos esa lesión cariosa u otra situación, y es lo único que hacemos. No, tienes que tomarte el tiempo para conocer a tu paciente y saber por qué llegó hasta ese punto, muy en especial con los niños y sus padres. Me  gustaría cerrar es con esta premisa: Trata a tus pacientes como a ti te gusta que te traten. Así de sencillo, ellos solo esperan eso.

Y a mis compañeros docentes, la verdad es que ¡lo hemos hecho súper! Primero que nada, somos profesionistas en un área en la que no nos prepararon para ser docentes. Te fuiste fogueando conforme ibas dando clase, luego llega esta situación y tuviste que adquirir nuevas herramientas. A lo mejor muchos pensaban que ya con saber de odontología o con saber hacer presentaciones era suficiente, pero no, tuvimos que dejar atrás el miedo de aprender cosas nuevas. Y si hace años a mí me hubieran dicho que estaría en una plática virtual contigo, también me hubiera dado miedo. Fuimos muy valientes, fuimos muy entrones. Eso me gusta mucho, porque había de todo, desde los chavos de 25 o 30 y que están más empapados, hasta los de 60 que tuvieron que entrarle con todo. Mis respetos para todos y sí… ¡Lo logramos!

Fuente: dentistaypaciente.com

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